martes, 16 de junio de 2009

16 millones de celulares


Recientemente, nuestro país alcanzó el umbral de los 16 millones de celulares, consolidando la telefonía móvil una penetración en la población nacional del 98% y un incremento importante en la suscripción de planes en vez del sistema de pre-pago. Este indicador se suma a muchos otros que no hacen sino confirmar la velocidad con que los chilenos y las chilenas se insertan a las nuevas tecnologías de la comunicación y la información.

Pero, ¿qué tienen de especial estos números para nuestro país?: la verdad que mucho. Cuando la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) estima en más de 4 mil millones la cantidad de celulares en el mundo, la ONU calcula que la penetración de esta tecnología móvil en los países industrializados alcanza al 86% de su población, mientras que para los países en vías de desarrollo –entre los cuales se sitúa Chile- proyecta una cobertura de apenas un 34%. Esto nos lleva a concluir que nuestro país en materias de cobertura de telefonía móvil, supera incluso las proyecciones de penetración para países del primer mundo.

Quizás, no por nada, el año recién pasado la gigante canadiense Research in Motion (RIM), decidió lanzar globalmente la última versión de su BlackBerry Bold desde nuestro país, una nación ubicada muy lejos de los centros tecnológicos del planeta, pero que experimenta una cobertura muy excepcional para países del tercer mundo.

¿Cómo era la vida antes del teléfono móvil? Es una interrogante que a ratos nos asalta, cuando frenéticamente regresamos a nuestro hogar a buscar el celular que se quedó olvidado en alguna parte, pero cuya presencia en nuestra agenda diaria resulta vital, casi inevitable. Con este aparato móvil ya no solo hablamos con nuestros seres queridos y amigos, sino que también registramos imágenes, vemos la hora, nos despierta en la mañana, anotamos las compras del supermercado, hacemos transacciones bancarias, enviamos y recibimos correos, algunos pueden conectarse a Internet y “bajar” música desde la web; en fin, tantos usos sociales en una asombrosa convergencia tecnológica y multimedia al alcance de la mano.

El celular y el televisor, junto a la radio, son las tecnologías de la comunicación que más masivamente se han instalado en la población mundial. Ellas se han convertido a lo largo de varias décadas, en vinculaciones esenciales con nuestro entorno social y cultural, no solo a nivel local y nacional, sino que aun más a escala planetaria. Si antes las distancias territoriales y la falta de información confinaban al aislamiento a buena parte de la población, hoy el problema parece ser el abundamiento de la información; la excesiva oferta de actores interesados en vender una mercancía, narrar una noticia o entretener a cualquier costo.

En nuestros días, el acceso a Internet parece convertirse en la nueva exclusión para una ciudadanía que anhela no quedarse marginada de las nuevas oportunidades de información y comunicación. Si antes la conectividad a las nuevas tecnologías parecía un atributo exclusivo de los integrados al desarrollo -como decía Hopenhayn- hoy el desafío es vencer las asimetrías en el acceso a esta formidable herramienta tecnológica global, intentando unir las velocidades de conexión individual con ofertas privadas más audaces y activas políticas de Estado, que aseguren que la triple www no se convierta en otra crónica majadera de la desigualdad y los privilegios de algunos o algunas.

Hace rato que los chilenos y las chilenas eligieron apurar su conectividad a las nuevas oportunidades de información y comunicación, como una forma de aliviar las enormes desigualdades que aun persisten en nuestra sociedad. Ese impulso privado -de una perseverancia a ratos extravagante- ha decidido maximizar sus opciones de conexión como una forma de compartir una sensación de progreso, que nos permita ponernos nuevas metas de desarrollo a unos cuantos metros de nuestro bicentenario. Los 16 millones de celulares constatados recientemente en nuestro país, traen consigo una señal telúrica fascinante y una pulsión digital de la población chilena que nos sigue sorprendiendo.

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