martes, 19 de mayo de 2009

La TV y "los políticos"


No estamos acostumbrados a que la televisión hablé bien de los “políticos”. Más bien lo frecuente en la agenda periodística es el afán majadero por relevar la frivolidad y egotismo de los actores públicos en el debate del día a día. En el Congreso, en las sedes de los partidos o en las múltiples conferencias de prensa que cotidianamente abundan en la agenda noticiosa, se puede constatar el decidido enfoque de los canales por exhibir el lado sombrío de una de las actividades más consustanciales de la democracia: la política.

En agosto de este año se cumplirá un año del fallecimiento de Juan Bustos, parlamentario del Partido Socialista y Presidente de la Cámara de Diputados por aquel entonces. Recuerdo nítidamente la cobertura que los medios televisivos, especialmente TVN, otorgaron a ese triste acontecimiento. Millones de compatriotas, fuimos testigos de un hecho tan extraordinario como paradójico: esta vez la TV no escatimaba recursos para destacar las virtudes humanas, profesionales y políticas del Diputado Bustos. Abogado comprometido con los DDHH, un legislador respetado por sus pares, un formidable académico, en fin, un hombre sencillo y valiente que eligió luchar en tribunales en ese período de la historia de Chile, donde los opositores eran perseguidos o simplemente desaparecían.

Aunque haya sido tarde, fue bueno que la TV se detuviera a relevar los aspectos positivos de este recordado miembro de la “clase política”, porque la TV abierta –les guste a algunos o les desagrade a otros- sigue teniendo una enorme influencia en las agendas y dietas informacionales de millones de chilenos y chilenas. Las impresiones ciudadanas de los hechos noticiosos y de los personajes públicos, siguen estando fuertemente mediatizadas por el medio televisivo nacional. Pese a la aparición de otras tecnologías de la información y a la abundante segmentación de la oferta noticiosa, la TV abierta sigue teniendo un rol preponderante en la memoria compartida de nuestra sociedad.

A lo largo ya de más de cinco décadas en Chile, la TV se ha acostumbrado a hacerle preguntas a todos los actores de la vida nacional, pero todavía no sabe plantearse interrogantes a si misma. Son cientos los profesionales de la comunicación que día a día, van tras la noticia, catastrando detalles y opiniones, buscando al responsable de los hechos, pero ese impulso informativo no sabe plantear una pregunta sustantiva a la propia actividad periodística. Lo ha dicho el sociólogo francés Dominique Wolton: la TV resulta una tecnología formidable de comunicación e información en la moderna sociedad de masas, un medio insustituible como vínculo social de millones de seres humanos “pero es un medio del cual no se habla o se habla muy poco”.

La TV abierta en Chile, debe hacerse muchas preguntas acerca de la manera en que contribuye todos los días a fortalecer los valores democrático y a tener una ciudadanía más y mejor informada. Los canales tienen una enorme responsabilidad en la manera que construyen la noticia y la “noticiabilidad” de los hechos cotidianos; ellos cuentan una historia informativa que, al fin y al cabo, resulta ser un ingrediente vital para construir opiniones por parte de las masivas audiencias nacionales.

La actividad política requiere de un mejor tratamiento informativo y de una revisión de los estándares de calidad con que son construidos los hechos noticiosos. No se trata de mayor cobertura, sino de un relato más sustantivo de los temas de interés ciudadano y de una descripción de los actores políticos definitivamente más profesional y equilibrada. La TV abierta conserva una enorme responsabilidad en la manera que millones de audiencias se informan y en la imagen que transmiten de los actores públicos y privados que en ella participan. La TV tiene la obligación de preguntarse si su manera de informar está fortaleciendo todos los días nuestra democracia.

1 comentario:

  1. Me surge la pregunta en este panorama: ¿damos por fracasado el rol de un canal público de televisión en este ámbito? ¿Tiene sentido tener un canal estatal si ni siquiera se preocupa por el buen prestigio del estamento que lo mantiene?
    Saludos

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